José Chávez y María Edith Franco, padres de la joven Sol Chávez, quien había muerto por consumo sobredosis de flúor presuntamente indicada por la odontóloga Lilia Graciela Espinoza y hecha por la química Sandra Hermosa, se encadenaron nuevamente en la entrada del Palacio de Justicia con el objetivo de que se haga justicia en un nuevo juicio para las dos profesionales, quienes en una primera instancia tuvieron una irrisoria condena.
Los padres de la víctima piden una condena mayor a las que fueron sentenciadas anteriormente las mencionadas profesionales.
Los padres de la joven fallecida creen que fueron insuficientes las condenas de 2 años y seis meses para Lilia Espinoza y los 2 años para hermosa. Las mismas fueron condenadas por homicidio culposo.
El Ministerio Público había apelado dicha condena y un Tribunal de Apelación había revocado las sentencias y ordenó un nuevo juicio que fue fijado para el 12 de marzo.
El tribunal presidido por la magistrada Laura Ocampo e integrado por los jueces Fabián Weisensee y Cándida Fleitas, en el juicio oral y público, encontró culpable a las dos procesadas, con el voto en disidencia de Fleitas, quien estuvo a favor de una pena de 3 años de penitenciaría. El tribunal también dispuso un plazo de 2 años y seis meses de inhabilitación para la odontóloga.
Los antecedentes del caso refieren que la víctima siguió un tratamiento dental con Espinosa, quien le recetó dos comprimidos (1 gr) de flúor por día, por dos semanas. María Sol falleció en el sanatorio San Martín de nuestra capital, debido al consumo excesivo de la sustancia. El Ministerio Público pidió una pena de 5 años para las acusadas.