Acorralado por uno de los mayores escándalos de corrupción de la era democrática y capaz por la presión de su base partidaria, el diputado Orlando Arévalo, salpicado por los chats con el diputado extinto Eulalio Lalo Gómes con quien hacía supuestamente tráfico de influencias, presentó su renuncia indeclinable al cargo de miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y además solicitó su desafuero para someterse a la justicia.
“Entiendo que el fuero parlamentario es una garantía constitucional para el ejercicio de nuestras funciones, pero también creo firmemente en la necesitad de rendir cuentas cuando así lo exigen las instituciones de la República. Por ello, pongo a disposición de esta Honorable Cámara mi inmunidad parlamentaria convencido de que la verdad debe prevalecer y confiado en el debido proceso”, sostiene la nota de Arévalo presentada hoy ante el presidente de la Cámara Baja, Raúl Latorre.
A inicios de esta semana, el juez Penal de Garantías, Osmar Legal fue quien destapó la caja de pandora al divulgar parte de los chats extraídos de los celulares del extinto diputado Eulalio Lalo Gómes, quien era investigado por narcotráfico y lavado de dinero, al igual que su familia, esposa e hijos.
Los chats no solo salpicaron al diputado quien supuestamente desde sus funciones en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), negociaba acusaciones contra fiscales y jueces. Fue así que saltaron también los nombres de las fiscales Katia Uemura de Pedro Juan Caballero y Stella Mary Cano de Asunción y la jueza Penal de Amambay, Sadi López, cuyos casos ya que están para hacer enjuiciados en el órgano correspondiente.
Esta última, la jueza Sadi López ni corta ni perezosa, al ser atrapada por el escándalo prefirió pedir su jubilación.
Al parecer y existen serias sospechas que por los supuestos tráficos de influencias que hacía Orlando Arévalo en el JEM, se hizo una mansión en Lambaré que oportunamente será investigado.
